Pocas veces los veterinarios recomendamos realizar una vasectomía en las mascotas, ya que para la prevención de problemas de salud (como infecciones uterinas, tumores mamarios, afecciones prostáticas,…) o de problemas comportamentales (como el marcaje con orina, agresividad, ansiedad,…), lo indicado es realizar una esterilización completa (quitar los testículos en el caso de los machos y de los ovarios en el caso de las hembras)
No obstante, en los conejos sí que hay una razón clínica para realizar este procedimiento, aunque no esté encaminada a prevenir problemas con el conejo macho, sino con la hembra. Las conejas son, como todos sabéis, hembras muy prolíficas (pueden tener camadas muy numerosas y muy frecuentes), por lo que si tenemos una hembra y un macho juntos se nos puede presentar un problema serio para encontrar casa para tantos gazapos. La solución pasa por esterilizar a la hembra y castrar al macho, pero si existe alguna razón por lo que no queramos esterilizar a la hembra, ésta corre un elevado riesgo de desarrollar un tumor maligno del útero (adenocarcinoma uterino) si no copula con el macho. Ésto ocurre por las elevadas concentraciones que alcanzan sus estrógenos durante el celo cuando no se produce la ovulación, lo cual no ocurre si no copula con el macho (son hembras de ovulación inducida, ésto significa que el óvulo sólo se libera si copula con el macho)
Si disponemos de un macho vasectomizado (conserva los testículos pero se le ha cortado el conducto que lleva el semen) dejará de ser fértil sin perder la actividad sexual, podrá copular con las hembras induciendo la ovulación y evitando que los estrógenos alcancen esos niveles de riesgo.
En el caso de una coneja que no conviva con un macho, lo recomendable sería esterilizarla ya que, como comentabamos anteriormente, al no tener ovulaciones existe un alto riesgo de tumor uterino.